Más allá de su significado etimológico (amor a la sabiduría) y de su amplio alcance (todos los campos del conocimiento), vamos a proponer una definición más modesta, que exprese, en pocas palabras, los objetivos del autor:
“La búsqueda de la reducción de la ignorancia en los conceptos Calidad y Excelencia aplicados a la persona, la empresa y la política”
El lector avisado habrá observado que me he permitido sustituir “amor” por “búsqueda” y “sabiduría” por “reducción de la ignorancia”. Lo justificaremos:
El término “búsqueda” implica deseo y voluntariedad sin que se nos garanticen a priori resultados. Aquí viene a cuento la famosa frase de Albert Einstein “lo importante son las preguntas, no las respuestas”. Plantearemos muchas preguntas y propondremos algunas respuestas (evidentemente, desde el punto de vista del autor),
En cuanto al empleo del término “ignorancia”, lo fundamento en mi ferviente adhesión a la definitoria frase de Bertrand Rusell “la ciencia es lo que sabes, la filosofía es lo que no sabes”. O, en mi particular versión: “Ciencia es conocimiento, filosofía es ignorancia”. Con esta frase se responde a la cuestión inicial.
Para terminar, me limitaré a relacionar todos los términos citados hasta ahora (y sólo llevamos tres entradas) que, conceptualmente, merecen atención “filosófica”: absoluto, análisis, atributo, característica, categoría, conocimiento, evidencia, mejora continua, objetivo, percepción, proceso, relativo, requisito y subjetivo (los términos subrayados tienen entrada en el Diccionario de Filosofía abreviado de Ferrater Mora). Trabajo no va a faltar. Seguiremos filosofando.
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